La democracia venezolana y sus desafíos

José Rafael Mendoza Márquez

Caracas, 21 de agosto 2022

 

La recuperación económica, social e institucional es muy compleja. Desde el gobierno se anuncian tener mejores indicadores económicos, pero sin mostrarlos, aún así, la realidad apreciada es que hay un sector minoritario que se ha beneficiado de un repunte económico, especialmente el sector del comercio.

 

Ahora bien, recuperarse y crecer son situaciones distintas, aunque una puede llevar a la otra. El problema actual también radica en la inexistencia de datos y estadísticas. Sin transparencia en la información y en el presupuesto público, todo es un mero manejo antidemocrático e interesado de parte de una élite política-militar que busca afanarse en el poder político, sin contrapeso alguno.

 

Otro problema evidenciado es la falta de capacidad técnica en la gestión, combinando a una pérdida progresiva de la profesionalización del aparato público administrativo, y ante este escenario nada augura mejores perspectivas en el mediano plazo, y por tanto la decepción del ciudadano aumentará.

 

Uno de los fracasos estrepitosos en la gestión ha sido el abandono a la inversión en la ciencia, tecnología, educación e investigación científica. Y es que estos son pilares fundamentales para que las nuevas generaciones tengan posibilidades de empleo y demostrar sus capacidades para aportar a la productividad y al crecimiento sostenido. Por tanto, desarrollar una sociedad del conocimiento debe ser un objetivo central de la política educativa del gobierno, y para ello la educación pública es el motor principal. Debe entonces, promover la inversión en estas áreas y así producir un incentivo para una sociedad mejor.

 

Y mientras se presente la incapacidad técnica para gestionar de manera efectiva las políticas públicas, y no se tenga claro cuál es la agenda política y la agenda social, entonces todos los esfuerzos seran dispersos, sin concreción, ni resultados óptimos.

 

Hoy padecemos situaciones agobiantes, como la migración fuera del país de nuestros profesionales y personal calificado. Y sin ellos, es lógico que la recuperación del aparato productivo será muy dificil. Cómo se puede ofrecer recuperar la industria petrolera sin repatriar a los talentos técnicos y profesionales? Cuánto tiempo se puede llevar formar nuevos y capacitarlos, a su vez para que alcancen el nivel de experticia y experiencia en el área de operaciones?

 

Cómo se prodrá recuperar la operatividad y funcionamiento óptimo del Metro de Caracas, CANTV, Electricidad de Caracas, las Industrias Básicas? A quienes van a contratar para su reimpulso? El gobierno puede creer y ofrece que será en el corto plazo. Y esto genera más dudas que certezas.

 

No existe un plan de repatriación de los talentos humanos con las capacidades técnica ya formadas y la experiencia acumulada. Esa experiencia la vivió y formuló el gobierno de Rafael Correa en Ecuador y funcionó. Dicho plan lleva tiempo y para ello se debe promover un estímulo socioeconómico.

 

Y a la luz de cómo se está adoptando las medidas salariales de los docentes y profesores universitarios, por ejemplo, donde se violan sus derechos socioeconómicos ya adquiridos y su incentivos laborales están por el suelo, cómo entonces pretende el Ejecutivo plantearse un crecimiento a futuro y sostenido?

 

Lo peor, es que tenemos una oposición política que estas cuestiones no entran en su lógica, en su discurso, en su programa de acción. Simplemente no le interesa, hay una enorme desconexión entre las verdaderas necesidades de los ciudadanos, con el discurso y acción de la clase política.

 

Un desafio enorme para el país, será indudablemente, que se logre una conexión de una clase política dirigente, consciente del valor democrático, de la ética pública y el sentido de responsabilidad en la acción, con los ciudadanos, con sus problemas, sus realidades y buscar por tanto, las soluciones. Hay que buscar terminar con el divorcio existente entre la dirigencia política y los venezolanos.




 

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