La reconstrucción ética en las instituciones públicas venezolanas

 

José Rafael Mendoza Márquez. Mayo 2023*

 

Repensar la ética publica debe ser una tarea fundamental y urgente para las instituciones del Estado venezolano. El gobierno tiene la tarea fundamental de emprender una reconstrucción esencial del aparato administrativo y transformación del modelo de gestión.

El presidente Hugo Chávez, el 20 de octubre del 2012, señalaba que era gravísimo no revisar los errores cometidos, y por ende su rectificación. Así mismo orientaba a que dicho proceso implicaba la autocrítica para una actuación inmediata. De lo contrario, alertaba más adelante, se estaría liquidando el proyecto político transformador. Este mismo pueblo le había ratificado, pero también era consciente que estaba siendo muy criticado y con justas razones, y una de ellas era la falta de eficiencia gubernamental[1]

Ya han pasado varios años desde aquellas reflexiones y nada se ha hecho, por el contrario, parte de los grandes problemas que aquejan a la sociedad venezolana en la actualidad, han sido justamente la falta de eficiencia gubernamental, la falta de acierto en la toma de decisiones, la inoperancia de las instituciones y la degradación ética de muchos funcionarios de alto nivel que se han beneficiado individualmente producto de la corrupción administrativa.

El ex vicepresidente Avaro García Linera destaca[2], que los proyectos políticos progresistas se fueron desarrollando en el continente década atrás, precisamente por el cuestionamiento ético al sistema político imperante, a los altos niveles de corrupción de la clase política dominante, al cuestionado modelo neoliberal que enriquecía a unos pocos, mientras mantenía sumido en la pobreza a las grandes mayorías.  Esos privilegios de la cual gozaba la clase política, debían acabarse, la lucha contra la corrupción debía convertirse en un elemento moralizante de la sociedad, y sobre todo debía impulsar a los movimientos sociales para continuar desarrollando un modelo político que desempeñara su rol histórico de acercar a las masas a una sociedad más justa, mas equitativa, bajo un modelo económico humanista, defensora de los derechos ambientales y al servicio de la sociedad en su conjunto. Los mecanismos de control y lucha contra la corrupción de todo tipo de funcionario y a cualquier nivel, son pasos fundamentales para sentar las bases de un proyecto político sólido, legitimo y con fuerte arraigo popular.

La sociedad venezolana hoy demanda la necesidad de instaurar un modelo de gestión pública transparente, que le otorgue confianza, genere cooperación y accesibilidad, sobre todo un mejoramiento sustancial de la calidad de los servicios públicos. Y esta demanda es una necesidad social amplia, como lo señala Daniel Pallarés, que no sólo exige salir de la crisis socio económica, sino también de la crisis de valores y de la desafección democrática en la que está sumergida.[3]

En este sentido, las instituciones públicas venezolanas, requieren de una transformación desde el más alto nivel, y en toda la estructura jerárquica y territorial. Hay que alinear e insertar la ética de la función y el servicio público en los sistemas de gestión institucional. Un deber compartido pasa por desarrollar una Conciencia del individuo y del funcionario en su servicio al Estado, para lo cual los mecanismos de ingreso, capacitación, comunicación, seguimiento de su labor, evaluación y promoción son esenciales. Otro elemento fundamental, pasa por la Organización, y ante las fallas presentadas, se requiere desarrollar nuevos métodos de trabajo, que permitan obtener una visión amplia para encontrar los problemas y establecer las soluciones con equipos de trabajo eficientes y liderazgos comprometidos. Un tercer elemento, es el desarrollo de los Conocimientos técnicos suficiente para poder tomar decisiones justas y en corto tiempo. Allí el ensamblaje de los líderes de las organizaciones, junto con el trabajo técnico y oportuno de los profesionales y personal de las administraciones públicas deben generar espacios para la concertación, la cooperación y la eficiencia. Como lo señaló en su obra “Contra el Burocratismo”, Ernesto Guevara, expresaba que si se conocen las causas y los efectos del burocratismo, se pueden analizar exactamente las posibilidades de corregir el mal.[4]

Rafael León Hernández, en su articulo “Gestión Ética en la Administración Pública”[5] reafirma que las personas que están comprometidas con su quehacer administrativo y de gestión, y que trabajan en las organizaciones públicas por decisión y convencimiento, haría que las medidas extremas para enfrentar los efectos de la corrupción serían menos necesarias. 

Pero para llegar a ese nivel, es necesario emprender una serie de transformaciones en el modelo de gestión, que eleve las capacidades directivas de los funcionarios, se fomente el aprendizaje e intercambio de buenas practicas, consolidar un sistema integral que fortalezca los buenos comportamientos, y que evalúe los riesgos de la corrupción y se haga un seguimiento del funcionamiento institucional.

Finalmente, la voluntad y decisión política en el mas alto nivel de gobierno es perentorio para asumir estas tareas. Los tiempos que vivimos no están para mayores análisis y debates, es urgente decisiones sin contratiempo. Las organizaciones publicas y sus liderazgos requieren que todos los empleados, funcionarios y directivos emprendan la tarea de ordenar los debates de los nuevos retos de la ética pública. Y como lo señala el profesor catalán Carles Ramió, en los tiempos post-pandemia urge que tanto a nivel de nuestras propias especialidades, como a un nivel institucional se ordene los nuevos estándares éticos a situaciones totalmente nuevas, sabiendo que no será tarea fácil, pero son las instituciones públicas las que deben fomentar este proceso de manera rigurosa e innovadora, y para canalizar dicho proceso debe darse mediante la gestión del conocimiento, la innovación y la inteligencia colectiva.[6]


*Este artículo fue inicialmente publicado en este portal el día 13/05/2020, y hoy a las luz de los acontecimientos de hechos de corrupción de altos funcionarios del gobierno, que ha sacudido por completo la ya debilitada credibilidad del gobierno venezolano y la propia institucionalidad pública, lo volvemos a publicar. Posiblemente hay algunas condiciones que hayan cambiado, y otra percepción y análisis político se pueda tener, entre otras, es que se considera que el actual gobierno se muestra incapaz de poder producir y orientar esta reconstrucción. Fundamental entonces será, construir una alternativa política distinta que dirige los destinos del país, y por ende, tenga en cuenta estas reflexiones.




[1] Golpe de Timón. Palabras de Hugo Chávez Frías. Consejo de Ministros 20/10/2012.

[2] Entrevista de Pagina 12 a Álvaro García Linera. 28/08/2016. www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-307967-2016-08-28.html

[3] Daniel Pallarés Domínguez. Gobierno Abierto: una concepción ética para la educación democrática. Revista Reforma y Democracia No. 73, CLAD 2019, Caracas.

[4] Ernesto Che Guevara. Contra el Burocratismo. Colección Ideas Claves.

[5] Integridad y Etica en la Función Pública. CLAD 2019. Pág. 11 a 40.

[6] Es el momento de repensar la ética pública. Carles Ramió. 11/05/2020 www.administracionpublica.com/es-el-momento-de-repensar-la-etica-publica/




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